Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Japón: Dirigido a todos las personas que vivimos en nuestra casa común que es la Tierra, para pedir que se erradice totalmente la generación y el uso de la energía nuclear

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Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Japón Dirigido a todos las personas que vivimos en nuestra c […]

Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Japón

Dirigido a todos las personas que vivimos en nuestra casa común
que es la Tierra, para pedir que se erradice totalmente la
generación y el uso de la energía nuclear

A cinco años y medio del accidente ocurrido en la planta nucleo eléctrica de
Fukushima, un llamado de la Iglesia Católica.

Prólogo.

Un Tsunami causado por el gran terremoto del noreste de Japón ocurrido el 11 de marxo de 2011, trajo como resultado un accidente en la planta nucleo eléctrica Fukushima Dai-ichi de la Compañia Eléctrica deTokio. Ocho meses después de esta tragedia, el 8 de noviembre del mismo año, los obispos de Japón nos reunimos en la ciudad de Sendai, capital de la prefectura de Miyagi, y publicamos un mensaje dirigido a todos los habitantes de Japón donde pedimos “erradicar inmediatamente las plantas nucleares después de haber vivido en carne propia la tragedia de la planta de Fukushima Dai-ichi”. Desde la perspectiva de la Iglesia Católica, los obispos invitamos a ser conscientes del peligro que conlleva la generación de energía nuclear y pedimos que se suspenda todo uso de dicha energía. Viendo las grandes dimensiones del accidente de Fukushima y considerando que Japón se encuentra en una zona altamente sísmica donde frecuentemente ocurren terremotos y tsunamis, concluimos que es absolutamente necesario que se detengan todas las plantas nucleo eléctricas.
Miles de personas afectadas por esta tragedia, que aún siguen sufriendo las consecuencias económicas, sociales y emocionales de este desastre, no tienen certeza de cuándo terminará su sufrimiento. Además, no hay todavía claridad sobre la manera en que los desperdicios nucleares serán desechados permanentemente. A pesar de toda esta problemática, el gobierno japonés ha decidido que se vuelvan a poner en funcionamiento 48 reactores nucleares que fueron apagados a raíz de la tragedia del 2011, argumentando que ya están dadas las condiciones para su funcionamiento pues han pasado satisfactoriamente las revisiones y pruebas de seguridad establecidas. Igualmente ha aumentado la exportación de desperdicios y de tecnología nuclear a otros paises, así como continuan los proyectos de construcción de nuevas plantas.
Tal vez no sea común que la conferencia episcopal de un país, dirija un mensaje a toda la humanidad, pero, lo que ha vivido Japón durante estos cinco años y medio después del desastre de Fukushima, nos mueve como obispos de este país, a informar al mundo del tremendo peligro que encierra la energía nuclear, por lo que pedimos su erradicación inmediata.

1. ¿Por qué los obispos de Japón hacemos este llamado?

Japón ha experimentado diferentes tragedias a causa de la energía nuclear. En 1945, las bombas de Hiroshima y Nagasaki fueron las primeras bombas atómicas que se utilizaron durante una guerra, matando indiscriminadamente y dejando incontables heridos entre los civiles que no parcipaban del conflicto armado. Aún ahora los sobrevivientes siguen sufriendo los efectos de esa radiación.
En 1954, solamente nueve años después de las bombas atómicas, varios marinos japoneses, especialmente los tripulantes del barco pesquero Daigo Fukuryu Maru, recibieron las radiaciones de una bomba de hidrógeno que fue parte de algunas pruebas nucleares de Estados Unidos en las islas Bikini del Oceano Pacífico. En el año de 1999, en la localidad de Tokaimura, por primera vez, varios trabajadores murieron al verse expuestos a grandes niveles de contaminación de un derrame accidental en una planta de reciclado de desperdicios radiativos y finalmente en el año de 2011 ocurre el accidente de la planta nuclear de Fukushima.
Los obispos de Japón estamos convencidos que a la luz de estas experiencia de ser el único país del mundo que ha vivido en carne propia el horror de la guerra atómica y siendo solidarios con todas esas víctimas, reconocemos que tenemos la responsabilidad especial de llamar la atención de todo el mundo a cerca del problema que encierra el uso de la energía nuclear.

2. ¿Qué hemos aprendido después de estos cinco años y medio?

En el mensaje que publicamos en el año de 2011 señalamos los siguientes puntos que resumen el análisis de la realidad y las acciones a tomar en ese momento:

  • Para cumplir con la responsabilidad de proteger la vida y la naturaleza que Dios ha creado y dejarles a las futuras generaciones un entorno más seguro, debemos de reconocer los límites de la capacidad del ser humano y no sobreestimar las posibilidades de la ciencia y la tecnología, así como ser conscientes que es un mito el que la generación nucleo electrica sea segura.
  • Debemos pensar en el reto que implica la falta de suminstro energético así como la reducción de bióxido de carbono, pero no desde la perspectiva meramente económica que sólo busca el beneficio monetario y la eficiencia, sino que ante todo, tome en cuenta el valor supremo de la vida humana y la protección del bello entorno natural.
  • Debemos ver como un serio problema ético el que les estemos dejando a las próximas generaciones una carga enorme, especialmente el cuidado y conservación de desperdicios nucleares altamente peligrosos como el plutonio.
  • Promover la investigación de formas alternativas de energía que reemplacen a la energía atómica, así como la reducción del consumo desmedido de energía, lo cual ayudaría a encontrar estilos de vida más humildes y sencillos basados en el tipo de pobreza que propone la enseñanza del Evangelio.

Desde que publicamos ese mensaje hace cinco años y medio hemos continuado pensado en lo que hemos aprendido de lo ocurrido en este accidente y nos hemos percatado de lo siguiente:

  • – La fusión nuclear raramente ocurre como un proceso natural, por tal motivo cuando se produce artificialmente, las cantidades de energía librerada son exageradamente grandes, en comparación con los niveles naturales de energía que se necesitan para mantener la vida o la que se produce en la combustión común.
  • – La fusión nuclear produce un tipo de energía muy inestable, por lo tanto se necesita una tecnología que logre estabilizarla, (así como la técnica para controlar los estragos de la contaminación radioactiva y la basura nuclear) la cual todavía está muy lejos del alcance de la humanidad.
  • Una vez que ocurre un accidente grave en una planta de energía nucleo eléctrica, la vida de los pobladores se ve severamente amenazada, incluso la contaminación radioactiva puede ir más allá de las fronteras de un país y los efectos más allá de la misma generación que produjo ese accidente.

Por otro lado, también hemos entendido que hay fuerzas con gran poder, que se interponen en el camino para abolir las plantas nucleo eléctricas. Esas fuerzas e intereses continuamente hacen presión proclamando que la felicidad está en el desarrollo económico, y tratan de empujar a todo el mundo hacia esa dirección. Nos hemos dado cuenta que esas fuerzas que no se ven aparentemente, precisamente están tratando de impedir y estorbar los intentos para abolir la energía nuclear.

3. Una política nacional que promueve la energía nucleo eléctrica.

Japón ha promovido la producción de energía nucleo eléctrica como política nacional desde el año de 1955 y aún ahora, a pesar del accidente en Fukushima, no ha cambiado esa política.
Después de dicho accidente, en septiembre de 2011, el gobierno de ese momento, cambió su política, hacia una propuesta en favor de detener la generación nucleo eléctrica para el año 2030. Todas las plantas nucleares se detuvieron para ser revisadas, durante ese tiempo, se logró la “Cero generación nucleo electríca” y a pesar de eso, el suministro de energía eléctrica se realizó de forma estable.
Sin embargo, esta política gubernamental fue revisada en el 2014 cuando fueron modificados los niveles regulatorios posteriores al desastre, declarando que la “dependencia de la energía nuclear se mantendrá en los níveles mínimos indispensables” y a la vez reconociendo que la generación nucleo eléctrica es fundamental para el suministro de energía eléctrica en el páis.
El gobierno sigue invirtiendo grandes sumas de dinero en los programas de reciclado de desperdicios nucleares, lo cual es en estos momentos algo irrealizable. Por otro lado, el gobierno ha evitado enfrentar sinceramente el problema de la cantidad de trabajadores que están siendo expuestos diariamente a altos niveles de radiación tanto en los trabajos dentro de la planta nucleo eléctrica como en las zonas de la prefectura de Fukushima donde continuan los trabajos de limpieza del material radiactivo regado, así mismo, como si ya se hubiera resuelto el problema, el gobierno también ha empezado a permitir a algunos habitantes que regresen a sus hogares en ciertas zonas que aún son consideradas como de riesgo. Por otro lado, el gobierno sigue promoviendo activamente la exportación de su tecnología nuclear a otros países.
Detrás de estas políticas gubernamentales que promueven la generación de energía nuclear, están los grandes intereses económicos que se alían a aquellos que detentan el poder de las naciones, por lo que no es fácil promover un cambio en el rumbo de la sociedad que lleve a la abolición del uso de este tipo de energía.

4. Una perspectiva cristiana.

En mayo del 2015 el Papa Francisco publicó la Encíclica Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común. Donde toma en cuenta los últimos avances de la ciencia con relación al Medio Ambiente como son: la ética ecológica, la responsabilidad moral para con las futuras generaciones y la justicia medio ambiental. El Papa llama también la atención con respecto a diferentes problemas ambientales como el cambio climático, la escasez de agua, la pérdida de la biodiversidad y la deuda ambiental, entre otros.
El Papa es muy cauteloso al hablar de la abolición de la energía nucleo eléctrica, pero menciona claramente que el uso de la energía nuclear influye en el deterioro del medio ambiente (LS 184) También menciona que aunque el desarrollo tecnológico y científico da a la humanidad un gran poder, éste en realidad está limitado a sólo unos cuantos que detentan los conocimientos y la fuerza económica para hacer uso de los beneficios de la ciencia y la tecnología y además no hay plena seguridad de que su uso sea realmente razonado y ponderado (LS 104)
Para poder salir de esta situación, el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, debe de volver a una correcta relación con la Naturaleza. Ya que el ser humano, desde sus orígenes está llamado a vivir en armonía consigo mismo, con sus semejantes, con toda la creación y el Medio Ambiente buscando el bien común y precisamente en su relación con Dios, podrá encontrar la paz y felicidad.
La invitación del Papa en la Encíclica Laudato Si, a vivir una “ecología integral y una conversión ecológica”, se relaciona con nuestro mensaje del 2011 donde hablamos de “pobreza” como un consejo profundamente evangélico”.
Debemos de considerar de forma crítica el estilo de vida basado en el consumismo, debemos de centrarnos en el respecto a la persona, buscar formas de vida que nos lleven a profundizar en nuestra relación con Dios, con la sociedad y con la naturaleza. No debemos olvidar que tenemos la responsabilidad de proteger solidariamente junto con toda la humanidad, la Naturaleza creada por Dios junto con todas sus formas de vida
Nosotros que vivimos en esta época que enfrenta grandes peligros ambientales, estamos invitados a profundizar nuestra relación con este hermoso universo, obra del Dios Trinitario y a reconciliarnos interiormente con todas las creaturas.

5. Un llamado a la solidaridad internacional.

Los peligros de la energía nuclear tienen dimensiones planetarias. Una vez que sucede un accidente nuclear, la contaminación radioactiva se extiende más allá de las fronteras de un país. Igualmente las plantas nucleo eléctricas conllevan el peligro de ser blancos de ataques terroristas. Aún más, la tecnología de la energía nucleo eléctrica en sus diferentes faces, como lo es la extracción de uranio y su refinación, el reciclado de combustible y el cuidado de desechos radiactivos, constituyen un sistema de alcance global. Además, el desarrollo y el uso de la tecnología nuclear no se puede separar de razones y objetivos de tipo militar. El uso de esta tecnología va unido también al tema del mantenimiento de la seguridad nacional. Por lo tanto, no se puede lograr la erradicación de la energía electro nuclear sino hay una verdadera solidaridad entre las naciones.
Nosotros, los obispos de Japón, nos dirigimos a todas las personas que vivimos en la esta casa común y les pedimos que seamos solidarios, que unamos nuestras manos y alzemos nuestras voces en favor de la erradicación de la energía nucleo eléctrica. Para eso, primeramente hacemos un llamado a la solidaridad y a la colaboración de la comunidad católica del mundo y también a todas las religiones, a todos pueblos y a todas naciones.
Especialmente a todos y cada uno de los epicopados católicos les pedimos que comprendan y discutan a fondo desde una perpectiva evangélica, a cerca los peligros que conlleva la generación nucleo eléctrica, para así lograr su completa abolición. Nuestros vecinos de la Conferencia Episcopal de Corea del Sur ya han publicado en el año de 2013 un mensaje, precisamente a los dos años del accidente de Fukushima titulado: La teconología nuclear y la enseñanza de la Iglesia. Algunas consideraciones de la Iglesia Católica Coreana con relación a la generación de energía nuclear. Donde expresan claramente su posición en contra de la generación de energía nucleo eléctrica. De la misma manera, es nuestro deseo que otros episcopados aprendan de lo que nos ha sucedido en Japón y se pronuncien sobre los posibles peligros que conllevan para sus propios países y los países vecinos las plantas de generación nucleo eléctrica.

Finalmente.

Jesucristo nos invita a a “amarnos los unos a los otros”. (Jn 13,34). Esta invitación también ¿No es un cuestionamiento a nuestra obligación y responsabilidad de cuidar nuestra casa común donde vivimos juntos todos los seres humanos?
Se pueden tener diferentes opiniones con relación a la abolición de la energía nucleo eléctrica, sin embargo, creemos que es nuestro deber alzar la voz con relación a las consecuencias del uso de esta energía como es la contaminación radioactiva; nuestra perspectiva se centra en la protección de la vida y dignidad de las nuevas generaciones y de todos los seres humanos. Además, los países que utilizan este energía deben decidirse a dejar de generar energía nucleo eléctrica y promover el uso amplio de otras fuentes de energía altenativas y más sustentables. Para eso, es necesario construir una red de apoyo fortalezca la solidaridad entre aquellos que se dedican a trabajar en favor de la solución de problemas ambientales, promover el desarrollo de la investigación y la práctica de estilos de vida que reduzcan la huella ambiental, y el consumo desmedido de energía.
Una vez más creemos que es el momento de hacer un alto y preguntarnos ¿Cuál es el verdadero desarrollo que necesita la humanidad? ¿En qué consiste la verdadera riqueza? No es que estemos en contra del desarrollo científico, sino que nuestro propósito es pedirle a la humanidad que reflexione sinceramente qué es lo que significa vivir una nueva forma de riqueza, más allá del beneficio meramente económico. Cooperemos todos juntos de forma permanente, tomados de la mano como la familia global que somos y renovemos nuestra responsabilidad de proteger el medio ambiente por medio de esas pequeñas acciones que estén al alcance de cada uno de nosotros.

11 de Noviembre de 2016
Conferencia de Obispos Católicos de Japón.

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